Bolivia es uno de los doce países que conforman al continente sudamericano, aunque para su mala fortuna es uno de los únicos dos que no tienen litorales, o para que se entienda mejor, es un país que está completamente cercado de tierra.
Por lo mismo, Bolivia está catalogado como uno de los países más pobres del continente y uno de los que menos ha progresado en los últimos años, al igual que su vecino Paraguay, que tampoco cuenta con salida al mar.
Hace unos años tuve la fortuna de viajar a Bolivia, cumpliendo uno de los sueños que siempre había tenido, visitar el espejo natural más grande del mundo, del que había leído mucho y siempre había tenido tantas ganas de ir.
Llegué al Aeropuerto de La Paz y a pesar de ser un aeropuerto pequeño era un día ajetreado y demoré bastante en migración y recogiendo mi equipaje. Después de esperar un rato, pude salir y tomar un taxi hacia el centro de la ciudad donde se encontraba mi hotel, el tráfico era una locura y la poca infraestructura en vialidades llamaba la atención, autos y transporte público antiquísimos y solo un único camino para descender a La Paz, ya que el aeropuerto está ubicado en El Alto.
Esta ciudad está dividida en dos, La Paz y El Alto. El fragmento de La Paz esta literalmente sumergido en una enorme depresión en medio de una extensa planicie, y El Alto es justamente esa zona de la ciudad que se encuentra por encima del valle.
En mi camino al hotel que duró aproximadamente una hora, me esforcé por mantener una conversación con el conductor, como habitualmente lo hago al llegar a nuevos destinos y le pregunte ciertos aspectos de la ciudad y del país que me interesaba conocer. Una de las preguntas que le hice que nunca voy a olvidar fue, ¿Con qué país vecino tienen mejor relación? Y yo claramente supuse que me iba a decir que tenían buena relación con Perú, Brasil, Argentina y Paraguay, pero asumí que no tan buena con Chile, ya que tuvieron un conflicto con este país por el territorio que actualmente los separa del mar, pero muy confiadamente el boliviano me contestó, “con todos tenemos una gran relación, Bolivia es amiga de todos”, y subsecuentemente le pregunté, ¿Pero no es que Chile les quito su salida al mar, y con esto gran progreso para el país? Y me contestó, “pero en qué afecta esto, si los bolivianos no sabemos nadar”. En ese momento percibí el atraso cultural que tenían los bolivianos. Desafortunadamente no por culpa suya, sino por el terrible gobierno socialista de Evo Morales.
Pasé un muy buen rato platicando con ese paceño, que fue el primer local que conocí, y antes de llegar le hice una última pregunta, ¿Cuántos habitantes tiene la ciudad de La Paz?, a la cual contestó con gran seguridad, “es imposible saberlo, todos los días nacen” y me pareció otra respuesta irónica y simpática que conservé como anécdota del viaje.
Por la tarde, tuve la oportunidad de salir a recorrer la ciudad para darme una empapada de lo que era la vida en esta ciudad andina, y a mi regreso al hotel por la noche la definí como una ciudad de contrastes.
Me impresionó que casi no aceptaran tarjetas de crédito en ningún sitio, que vendieran llamas disecadas en las calles y que las vialidades fueran tan caóticas. También me quede asombrado del contraste de la pobreza con las grandes zonas residenciales del sur de la ciudad y de que un teleférico muy moderno y eficiente fuera su principal medio de transporte público, pero al meditarlo me pareció una gran idea por dos principales motivos. La orografía de La Paz la ubicaba literalmente sumergida en una cañada, por lo que era muy favorable este medio de transporte para descender y ascender al centro de la ciudad y como segundo motivo, este transporte potenciaba la eficiencia de la ciudad al ver como muchas calles eran intransitables y la construcción de nuevas vialidades imposible.
Conocer La Paz fue muy interesante, es una ciudad diferente a todo lo que conocía, pero un día fue suficiente para darme cuenta de lo que era y para mi fortuna al día siguiente emprendía mi viaje al sur del país, para visitar el motivo real por el que había viajado a Bolivia, El Salar de Uyuni.
Al día siguiente, recorrí gran territorio del país por carretera y ferrocarril. Primero tomé un camión de pasajeros de La Paz a Oruro y en esta ciudad, con muy poco que conocer, tomé un tren que me llevó hasta Uyuni, y tras recorrer casi 600 kilómetros llegué a descansar a mi hotel. Estaba por empezar la gran aventura que en seguida les resumiré en recomendaciones concretas.
En ALAI Travel te recomendamos pasar en esta zona sur entre 4 y 6 días. Sentimos que es la duración ideal para conocer con suficiente tiempo la Reserva Nacional Eduardo Avaroa, sus alrededores y por supuesto, El Salar de Uyuni.
Reserva Nacional Eduardo Avaroa
Los primeros días de su recorrido es muy probable que transcurran en esta reserva natural, donde encontrarán una variedad de paisajes inigualables, formaciones geológicas únicas y maravillas naturales que no encontrarán en ninguna otra parte del mundo. Dentro de esta reserva no existen caminos señalados, ni carreteras, por lo que se adentrarán en una aventura total con su guía local y una camioneta 4X4. Las camionetas van parando en distintos lugares de interés para hacer del recorrido la mejor experiencia. Muy probablemente al salir de Uyuni su primera parada será el Cementerio de Trenes, que no es nada más que un depósito de esqueletos de locomotoras y vagones esparcidos en la arena del altiplano.
Cuenta la historia, que antiguamente existía una línea de ferrocarril que conectaba esta zona desértica con la antigua salida del país al mar, para la comercialización de todos los minerales que se concentran en la zona como el bórax, el estaño y la plata.
En su visita tendrán la oportunidad de visitar tres distintas lagunas, nombradas distintivamente por los diferentes colores que las caracterizan.
La Laguna Blanca (que es llamada de esta forma por la tierra blanca de sus alrededores y no por el colorido de la misma), que emana un color turquesa por la gran cantidad de minerales suspendidos en el agua. Increíblemente está ubicada a 4,350 metros sobre el nivel del mar.
Foto por: Flickr
La Laguna Verde hace frontera directa con Chile, en la región del Atacama, y le debe su color verdoso a la gran cantidad de cobre, arsénico y magnesio que concentra.
Al aproximarse a la laguna podrán percibir un fuerte aroma por la toxicidad que generan todas estas sustancias.
La última y en mi parecer la más bonita, es la Laguna Colorada, que tiene un tono rojizo muy distintivo e increíblemente tiene una superficie de 60 kilómetros cuadrados. Pero esto no es lo que la hace tan atípica, sino que concentra 3 especies de flamencos que abundan en las orillas de la laguna dándole un entorno muy especial.
Foto por: Flickr
Más adelante en su recorrido van a tener la oportunidad de pasear por el Desierto de Dalí y disfrutar de sus escénicos caminos y sus gigantescas piedras que quedaron regadas después de las últimas explosiones volcánicas, principalmente el inconfundible “árbol de piedra” y entenderán porque estas inmensas rocas le atribuyen su nombre a este desierto que es frecuentemente asociado al movimiento artístico surrealista de Salvador Dalí.
Otros de los lugares que no olvidaran de su visita a la reserva son los Géiseres Sol del Mañana, el Valle de Rocas, las extensas planicies inexploradas, las aguas termales, la extracción de bórax por muchas zonas, pero sobre todo de su peculiar fauna. Desde sus distintivas vicuñas y guanacos, sus flamencos que habitan en varias lagunas (predominantemente en la laguna colorada), de sus avestruces sudamericanas (ñandús), de sus zorros y de sus misteriosos conejos de cola larga, mejor conocidos en el altiplano como “vizcachas”.
Foto por: jujuyregistrado.com.ar
Finalmente, al salir de la Reserva E. Avaroa, llegarán a la parte más esperada de su recorrido, el gran mar de sal. Un salar es una formación geológica que se da en muy pocos lugares de la tierra por altitud y condiciones climatológicas especificas, y el de Uyuni es el más grande del mundo.
El Salar de Uyuni ha sido sede del “Rally Dakar” por varios años desde que tuvieron que retirar la competencia automovilística de África. Puede visitarse en cualquier mes del año, pero generalmente tiene dos épocas principales.
La época de lluvias (de diciembre a mayo) en donde mayormente el salar se encuentra cubierto de agua y es posible realizar un tour, pero no es posible cruzarlo por horas como se hace en época seca. Aunque en esta época se genera una gran magia, el fenómeno del espejo que se puede ver en el enorme cuerpo de sal, lo que convierte a la temporada de lluvias en la más atractiva para visitar el salar.
Foto por: Denomades.com
La época seca (de junio a noviembre) igualmente es fascinante ya que puedes conducir por horas y horas por el salar en el vehículo 4X4 y puedes visitar la Isla Incahuasi, que está ubicada en el centro del salar. Desde la isla se puede observar la planicie blanca de más de 11,000 kilómetros cuadrados. En la también conocida como “Isla del pescado”, puedes observar cactus prehistóricos de hasta 12 metros de altura.
Asimismo, en la época seca es donde puedes tomar las clásicas fotos de perspectiva en el salar, divirtiéndote con los viajeros que te acompañan y echando a volar tu creatividad para tomar las mejores fotos.
Nuestra última recomendación si te consideras un buen deportista, es visitar el Volcán Tunupa, que se encuentra a orillas del salar y de donde podrás tener un último panorama de la inmensidad de esta maravilla natural. En esta caminata podrás ascender a casi 6,000 metros de altura, en donde experimentarás dificultades de condición y inclusive podrás sentir que te falta el aire en partes del trayecto. Sin embargo, estamos convencidos de que valdrá la pena el esfuerzo para llegar hasta arriba y lo comprobarás cuando admires las espectaculares vistas desde la cima.
Si te gusta la aventura, los paisajes, la naturaleza, la fotografía, o simplemente eres un apasionado del planeta, definitivamente es uno de los lugares naturales en el mundo que no te puedes perder.
En ALAI Travel te aseguramos que será una experiencia de vida y que El Salar de Uyuni y la región suroeste del altiplano boliviano, en realidad, tienen muchísimo mas que ofrecer de lo que te imaginas.
Por Santiago Maciel | 03 de Octubre, 2018