Mi llegada a Omán fue completamente inesperada, había creado mínimas expectativas y era el último puerto de un paseo inolvidable por el Golfo Pérsico. Por lo que había escuchado, Omán era uno de los últimos sultanatos que prevalecían en el mundo y el turismo no era una de las principales fuentes económicas del país.

Tras cruzar el Estrecho de Ormuz, nos encontrábamos navegando el Golfo de Omán (acceso natural del Mar de Arabia y por ende del Océano Índico al Golfo Pérsico). Ya estando próximos a la llegada al puerto “As Sultán Qaboos”, ubicado al este de la capital Muscat (como me gusta llamarla, ya que en español se escribe «Mascate»), el desembarque estaba programada a las 08:00, por lo que decidí irme a la cama después de una buena cena y una copa de vino.

Amanecí a las 06:00 para disfrutar de la llegada a Muscat y me instalé en cubierta de donde enseguida pude percibir a lo lejos el amanecer detrás de enormes montañas. Calculé que la costa todavía se encontraba a 5 o 10 kilómetros de distancia de la embarcación, pero conforme avanzábamos me impresionó ver la dimensión de esta gran cordillera, las “Montañas del Hajar”, que nunca imaginé que fueran tan altas, hasta que algunos días después de mi visita a Muscat, tuve la oportunidad de conocer la ciudad portuaria de Kashab y la inmensidad de los fiordos omaníes (únicos fiordos desérticos del mundo).



Ya próximos a Muscat, se admiraban las montañas más de cerca y empecé a disfrutar todavía más del recorrido. A lo lejos se percibía la entrada al puerto con algunas edificaciones curiosas, dos enormes yates (uno parecía ser de algún millonario, mientras que otro se mostraba majestuoso con el escudo omaní, por lo que induje que este le pertenecía al sultán y al gobierno local) y un panorama muy distinto al que me imaginé. El puerto estaba situado en Mutrah, un distrito aledaño a Muscat, completamente rodeado como un embudo natural entre la cordillera. Era un lugar precioso, con un paisaje distinto que en lo personal no le encontraba parecido a ningún otro en el mundo, había varias edificaciones amuralladas y todo, desde montañas hasta construcciones, contrastaba un color blanco intenso con un café mate.



Preparé mi backpack, con mi cámara y un par de mudas para los tres días que permanecería en tierra y con mucha emoción me forme para ser uno de los primeros en bajar al muelle. Al ser una zona portuaria protegida por uso gubernamental e instalaciones militares, nos subieron en un camión que nos sacó del puerto y justo en donde terminaba se encontraban decenas de taxistas ofreciendo transporte o tours a Muscat.

Fue una de las escenas más impactantes de mi viaje a Omán, el ver como desde taxistas, hasta comerciantes y todo tipo de lugareños se encontraban perfectamente uniformados con un atuendo omaní clásico (túnica blanca perfectamente planchada y lavada, sandalias y un gorro típico que no se ve en ningún otro país de la zona, por lo menos no en las principales potencias del golfo).

Acordé por unos cuantos Riales Omaníes (la tercera divisa más cara del mundo) con una empresa local de tours para hacer un recorrido de dos días por la capital, los alrededores y un viaje hacia el centro del país a la ciudad de Nizwa (población de la que hablamos en el otro artículo de Omán “descubriendo lo desconocido”). Al transitar por la principal carretera que conecta Mutrah con Muscat, me di cuenta de que mis expectativas de lo que era Omán estaban completamente equivocadas y entre más nos acercábamos a la capital, más me asombraba de la arquitectura y el paisaje, todo era una perfección inexplicable, poco tráfico y vialidades de altísimo nivel.



Por otra parte, al platicar con el conductor me comentó que ahí todos adoran al Sultán Qaboos (líder autoritario que lleva casi 50 años en el poder) ya que se ha encargado de llevar al país a la prosperidad económica y social para beneficio de todos sus habitantes, implementando estrategias para erradicar los principales problemas de cualquier nación, como la educación, la inseguridad y la pobreza.  Por lo mismo, en reconocimiento de su liderazgo y buen manejo del país como mandatario, todo lleva su nombre, la mezquita principal, el hospital, la universidad, el puerto, la principal avenida, entre otros establecimientos de relevancia.



Lo primero que visitamos fue la Opera Real de Muscat, ícono del arte y la cultura omaní, en donde han acontecido grandes espectáculos artísticos y musicales de carácter regional e intercontinental, ya que el mismo sultán se considera fanático de la música clásica y el arte. Algunas de las personalidades que se han adueñado de este escenario desde que abrió sus puertas en el 2011 han sido Plácido Domingo (tenor español) y Andrea Bocelli (cantante y productor italiano).

La arquitectura tanto interna como externa es impresionante y los lujos interiores son únicos, mientras que la sala principal tiene una capacidad por arriba de los 1,000 espectadores y un balcón con un asiento exclusivo para su majestad “Sultán Qaboos”.



Más tarde, nos dirigimos al principal atractivo de la ciudad y en mi opinión el mas bonito de todo Muscat, “La Gran Mezquita Sultán Qaboos”, cuya construcción comenzó en 1994 y no fue hasta el año 2001 cuando finalizaron los últimos acabados.



La mezquita, tiene una estructura rectangular rodeada por cuatro minaretes en las esquinas y uno principal en el centro. En su interior cuenta con extensos patios que rodean la gran sala de rezo. Esta sala principal tiene una capacidad de hasta 7,000 feligreses con su gigantesco candelabro que se desprende de su característico domo circular. Definitivamente esta mezquita es una de las más hermosas del mundo y un atractivo imperdible de Omán y todo el Medio Oriente.



Al día siguiente, nuestro recorrido siguió por algunas otras mezquitas de menor importancia e impacto visual como la Mezquita del Sultán Said Bin Taimur y la Mezquita Mohammed Al Ameen y por algunas otras calles principales, mi impresión fue la misma, de asombro y fascinación. Por la tarde, conducimos por una ruta hacia las montañas y desde un view point en lo alto de la cordillera obtuvimos un panorama completo de la ciudad de Muscat.



Posteriormente, tras un breve recorrido escénico descendimos nuevamente a la costa, pero en esta ocasión hacia el este de la capital. Pasamos por varias bahías con residencias particulares espectaculares y construcciones curiosas que ni siquiera los mismos guías sabían lo que representaban, hasta llegar al Distrito de Takia donde se encuentra el Palacio Al Alam, residencia oficial del sultán.

Rodeando al palacio, se encuentra una enorme plaza con distintivos monumentos como los fuertes de “Al Mirani” y “Al Jalali”, el Ministerio de Finanzas de Omán y una serie de importantes museos e instituciones. Se puede caminar de la plaza y la zona peatonal hasta la reja del palacio de donde se pueden admirar los jardines y la entrada principal, la cual es impresionante. Pero si al mismo tiempo das la vuelta y admiras la vista que existe a espaldas del palacio, igualmente son impactantes todas las construcciones que rodean esta bonita explanada de gobierno.

Una de mis más deleitables memorias de la ciudad, fue el disfrutar del atardecer en el Palacio de Al Alam, con un entorno verdaderamente auténtico, majestuoso y especial.



Lo último que visite, fue el Mercado de Mutrah, igualmente una parada obligatoria en su visita a Omán, un sitio donde convergen compradores y comerciantes, en el cual se ofrecen todo tipo de artesanías locales, atuendos típicos, mercancía internacional (principalmente turca y china) y alimentos clásicos del país. El mercado te hace sentir en un entorno de estrés y bullicio por parte de los vendedores que hacen su máxima labor para ofrecer sus productos y a su vez acontece el típico regateo por parte de los compradores y turistas intentándose entender en el idioma local.



En ALAI Travel queremos decirte que Omán es definitivamente uno de los países más interesantes de Medio Oriente en cuanto a cultura, vestimenta y tradiciones. Además de que cuenta con una de las capitales más distintivas de la región, que te hará sentir en un lugar fascinante. No te pierdas de visitar este país en tu próximo viaje a Medio Oriente.

Por Santiago Maciel Cámara | 08 de Mayo, 2019