Hace unos meses después de mi visita a Armenia, tuve la oportunidad de visitar Tbilisi (en español Tiflis), la capital de Georgia y sus alrededores.


Mi visita a Armenia había sido fantástica, la cultura, el idioma, la religión y la gente de aquel país me habían cautivado, por lo que llegue a Georgia buscando una experiencia similar y con altas expectativas.


Georgia es considerado el “país pacífico” de la región caucásica ya que no tiene conflictos ni con Armenia, ni con Azerbaiyán. A diferencia de estos dos, que como sabemos, están en constantes problemáticas por la República de Artsaj (Nagorno-Karabaj), entre otros temas políticos y religiosos que no comparten, por lo que las fronteras permanecen cerradas entre ellos.
 
Como pueden ver, el Cáucaso es una región poco conocida mundialmente, problemática y en donde el turismo no es todavía tan notorio como en otros países europeos, por lo que es fundamental tener un tour prestablecido y un viaje bien organizado para visitar esta zona.
 
Además, es complicado moverse en estos países, el idioma es extremadamente complicado y muy pocos locales apenas y perciben el inglés. Por lo mismo, es una región en donde conviene llevar todo bien planeado porque hay lugares fantásticos que te puedes perder si no llevas todo tu plan bien diseñado.

Foto por: alpoma.net

Como les decía, cruzar de Armenia a Azerbaiyán o viceversa es imposible, por lo que, en caso de querer visitar los tres países, Georgia es el vinculo perfecto para hacerlo. Para viajar entre Armenia y Georgia existen tres distintas posibilidades. La primera es tomar un vuelo de Ereván a Tiflis, generalmente operado por Georgian Airways (este vuelo tiene una duración de 30 minutos de capital a capital y opera diariamente). La segunda opción y la que más recomiendo es tomar un tour de Ereván hacia el norte de Armenia, visitando los monasterios y otros atractivos del norte armenio hasta cruzar la frontera y visitar el sur de Georgia (normalmente este recorrido toma entre 1 y 2 días de capital a capital).
 
La última opción es tomar el tren de Ereván a Tiflis, el cual no recomiendo, te hará perder mucho tiempo y es un tren viejo y con pocas comodidades.


Mi vuelo de Ereván a Tiflis salió por la mañana, lo que fue muy bueno porque tuve tiempo de visitar la ciudad todo el día. En mi llegada al Aeropuerto Internacional de Tiflis pasó a recogerme un guía que había pre-contratado con una agencia de tours reconocida del país y muy amablemente intentó introducirse con un “Welcome to Tbilisi, I am Zviad your driver”, aunque su inglés era demasiado complicado de entender y estas palabras fueron de lo poco que pude captar de nuestras conversaciones durante los cuatro días que permanecí en Georgia.
 
Del aeropuerto al centro de la ciudad el recorrido fue de aproximadamente 20 minutos y apenas empezaba el tráfico mañanero de cualquier metrópolis capitalina. Tiflis parecía ser una ciudad hermosa, completamente diferente a lo que había visto en Armenia, el único parecido era la fachada de los monasterios armenios con la de las iglesias ortodoxas georgianas; el Río Mtkvari cruzaba la ciudad por la mitad creando dos escenarios complementarios asombrosos, del lado oeste del río parecía haber cierto relieve y algunas iglesias incrustadas en la montaña, mientras que al este todo era plano y parecía ser la zona más nueva de la ciudad.
 
Tiflis, aunque esta es solamente una opinión, me recordó mucho a Praga, su colorido, el río y algunas de sus calles me hicieron recordar mucho a la hermosa capital checa. Al dejar las maletas en el hotel acordé de verme con Zviad hasta el día próximo que emprenderíamos un viaje al norte del país y como lo había planeado empecé a recorrer la ciudad a pie (la manera en que más lo disfruto). Lo primero que hice fue caminar hasta la base de la montaña donde se encuentra en lo alto la Fortaleza de Narikala.


Como recomendación, lo primero que tienes que hacer al visitar una nueva ciudad, es detectar si existe algún punto alto para ver la ciudad desde arriba y así tener un panorama completo de la misma, admirarla y planificar tu día en base a una escena completa del lugar.
 
Subir a Narikala es una de las actividades que mas recomiendo en la ciudad, las vistas son espectaculares y particularmente Tiflis es muy pequeña por lo que podrás desde aquí ver todos los atractivos. Caminar a la fortaleza desde la orilla del río te tomará alrededor de 20 minutos y no es una ruta muy complicada. En caso de no querer subir o no poder por algún motivo, les recomiendo ascender en teleférico al mirador porque verdaderamente Tiflis es una ciudad fascinante desde lo alto.
 
Si quieren conocer mas de Tiflis y sus atractivos les compartimos en ALAI Travel otro artículo “Un día en Tiflis” que habla específicamente de los lugares más emblemáticos de la ciudad. En este, brevemente les recomiendo no perderse de la Calle Rustaveli, El Puente de la Paz, La Catedral de la Santísima Trinidad, La Catedral de Sioni y un paseo por el río.

Foto por: finchannel.com

Al día siguiente, empecé acompañado de Zviad (mi conductor) un recorrido hacia el norte del país. Lo primero y más cercano que visitamos fue el Monasterio de Jvari, igualmente ubicado en lo alto de una loma de donde se tiene una vista muy bonita a la pequeña población de Mtskheta (sitio que actualmente es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).
 
Esta población es realmente una de las más antiguas de Georgia y por ende una de las más clásicas. Mtskheta está ubicada a tan solo 20 kilómetros de la capital, por lo que en ocasiones es erróneamente considerada parta de Tiflis.

Foto por: Baúl de Chity

Hacer primero la visita de Jvari es importante para contemplar el sitio desde lo alto y posteriormente bajar a sus calles, comercios e iglesias. Lo más bonito de Mtskheta es la Catedral amurallada de Svetitskhoveli, donde se dice que nace el cristianismo georgiano y por lo mismo es considerado un lugar santo por la Iglesia Ortodoxa de Georgia.


Más tarde, después de visitar Mtskheta por unas horas, seguimos nuestro camino hacia el norte. Los georgianos no se caracterizan por ser buenos conductores y varias veces en el camino tuve que pedirle a Zviad que bajara la velocidad y no rebasara tan atrabancadamente en curvas, la carretera era de ida y vuelta, sumamente angosta y pasaban muchos camiones contenedorizados (trailers) que supuse venían de la frontera rusa a la capital, Tiflis. Por lo que por varios motivos en algunos tramos no me sentí completamente seguro.
 
Aunque eso si, el paisaje boscoso que empezaba a aparecer era hermoso y me hacia olvidar un poco el peligro, hasta que toda la tensión desapareció cuando llegamos a la Reserva Zhinvali, un sitio espectacular donde la carretera comenzaba a avanzar paralelamente a un hermoso lago, el agua de este era completamente cristalina y predominaba un color aqua intenso que contrastaba con el bosque y las montañas. Un paisaje verdaderamente increíble que me hizo sentir en algún sitio de Canadá o inclusive en los Alpes Suizos.
 
En este tramo de carretera existen varios viewpoints donde pueden parar por unos momentos a hacer fotografías y admirar el paisaje. Una parada indiscutible del recorrido.

Foto por: trekearth.com

Más adelante viene la principal atracción de la zona, el Castillo de Ananuri, ubicado al borde del mismo lago (justamente cuando este desemboca en el Río Aragvi). Este castillo pertenecía a los Duques de Aragvi, una dinastía feudal que regía el territorio en el Siglo XIII y fue edificado en este lugar por su extraordinaria ubicación y sus impresionantes vistas (se cree que la familia real de esa época era amante de los paisajes y la naturaleza). Este sitio es desde mi perspectiva el más recordado de mi viaje a Georgia.


Seguí mi recorrido y este segundo día me hospedé en un hostal en Gudauri, un pueblo de ski en donde las vistas de las montañas, los acantilados y las actividades outdoors son espectaculares.


El último lugar que visité en Georgia fue la Reserva Natural de Tusheti, casi llegando a la frontera noreste, donde también pude disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza en hermosos caminos de terracería con vistas increíbles.


Georgia es un país muy hermoso, principalmente de paisajes, en donde definitivamente me hubiera gustado tener más tiempo para visitar otros sitios del país como Batumi, Zugdidi y el Lago Ritsia. No dejes de asesorarte con ALAI Travel en tu visita a Georgia y el Cáucaso.
Por Santiago Maciel Cámara | 13 de Agosto, 2019