Hace unos años tuve la fortuna de irme de intercambio universitario por seis meses en compañía de mis mejores amigos. Al principio no sabíamos que lugar íbamos a escoger para emprender esta aventura, solo queríamos que fuera un país diferente, al cual no se fueran muchos mexicanos y que nos permitiera poder viajar y conocer otros lugares del mundo a los que probablemente nunca regresaríamos. Así fue como escogimos un país del cual al principio no teníamos ningún tipo de expectativa y que al final resulto ser único y definitivamente la mejor decisión: Polonia.

Llegamos un 3 de febrero y al aterrizar en la capital, Varsovia, y salir del avión para ir al edificio terminal del aeropuerto a recoger nuestras maletas, el piloto nos dijo por el altavoz que estábamos a una temperatura de -30 grados centígrados. Recuerdo que en ese momento los tres nos quedamos congelados y nos volteamos a ver con la misma mirada, esa mirada de saber que en el fondo tal vez nos habíamos equivocado. Las primeras semanas fueron muy difíciles, nos dimos cuenta que la gente era mucho más fría, las calles estaban vacías, los lugares cerraban temprano, se oscurecía a las 4 de la tarde y no habíamos visto el sol desde que habíamos llegado ahí. Pero poco a poco fuimos aprendiendo a vivir así, y todo fue mejorando. Durante esos primeros meses de invierno, tuvimos la oportunidad de viajar a lugares más cálidos en Europa y cuando regresamos a Polonia, todo había cambiado. Nos dimos cuenta como la gente ha aprendido a vivir conforme a las estaciones del año y a medida que iba mejorando la temperatura, el país entero dió un giro de 180 grados. Tuvimos la fortuna de conocer a fondo una nación, que considero que tiene la historia más fuerte, trágica y a la vez inestable de todo el mundo y con ello aprendí a admirar a su gente y a apreciar mucho más su cultura. Un país que ha estado sometido de diferentes maneras pero que siempre ha buscado la manera de salir adelante. Un país con un corazón de lucha y con gente que nunca lograrás que se de por vencida. Un país que supo sobreponerse a la tristeza y al olvido y que hoy en día se distingue por ser uno con el mayor crecimiento económico de Europa y por tener sitios turísticos inigualables.

Pude conocer muchos lugares de Polonia durante mi estancia y a continuación les quiero compartir los que para mí no te puedes perder si visitas este gran país.

1. CRACOVIA

Cracovia se considera el destino turístico más popular de toda Polonia, y no es para menos. Recuerdo que desde que salí de la estación de tren y al empezar a caminar por la ciudad, solo me tomó 5 minutos en la cautivadora Plaza de la Ciudad Vieja para darme cuenta que estábamos en un lugar verdaderamente especial. En Cracovia encontrarás una de las plazas de mercado más grandes de toda Europa, el gran Castillo de Wawel y un antiguo barrio judío cargado de historia. La ciudad es también una gran base para excursiones de un día a Auschwitz y las minas de sal de Wieliczka, que para mí gusto fueron el lugar más espectacular y cautivante durante toda mi visita. No es de extrañar que más de siete millones de visitantes lleguen a esta hermosa ciudad cada año.

¡Estoy seguro de que se convertirá también en una de tus ciudades favoritas!

2. VARSOVIA

Quiero empezar diciendo que durante la Segunda Guerra Mundial, Varsovia sufrió mucho y fue destruida casi por completo. Ahora, menos de un siglo después, se ha convertido en una de las mejores ciudades de Europa para visitar y definitivamente también una ciudad excelente para vivir.

Los residentes de Varsovia trataron de preservar todo lo que sobrevivió a la brutal invasión Nazi. Con ello, literalmente reconstruyeron su ciudad, convirtiéndola en una combinación perfecta de opulencia histórica con diseños contemporáneos. Por esto, hoy en día cuenta con atractivos para todos los gustos, desde iglesias y palacios medievales, hasta acogedores cafés y clubes nocturnos. Varsovia es una ciudad medieval y neoclásica, que se enorgullece de mostrar tanto su historia memorable, como su oscuro pasado. Visita el Warsaw Rising Museum, el Parque Lazienki (el mejor parque de Europa), el Castillo Real, el Palacio de la Cultura y la Ciencia y callejonea por el pueblo viejo para conocer esta bonita ciudad de la Europa contemporánea.

3. WROCLAW

De todas las ciudades que debes visitar en Polonia, Wroclaw puede ser la mayor sorpresa. ¿Mi primera reacción?, ¡Esto es más bonito que Praga! En serio, la plaza de la ciudad es impresionante. Una de las dos capitales europeas de la cultura de este año, Wroclaw realmente me impresionó con un hermoso centro histórico y sus impecables calles.

Aunque lo más destacado de nuestra visita fue tratar de encontrar a todos los enanos posibles, hay mucho más en Wroclaw que estas figurillas adorables. La ciudad es básicamente una isla principal conectada por más de 12 pequeñas islas y numerosos parques junto al río que están conectados por más de 100 puentes.

También voy a tomarme un segundo para decirte que probablemente lo estés pronunciando mal. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que “Wroclaw” no sonaba como se deletrea (para nada). En realidad es más como, “Vratsuave” y en español lo conocemos como “Breslavia”.

Foto por: erasmusu.com

4. GDANSK

Gdansk es una de las ciudades más populares de Polonia y de todo el Mar Báltico. Esta hermosa ciudad portuaria es conocida por su colorida arquitectura y por sus famosos astilleros. Mientras estés en la ciudad, deberás de tomar un paseo en barco por el puerto para echar un vistazo al horizonte desde el agua y probar algunas de las cervezas polacas con los sabores más sabrosos y únicos. También puedes realizar un recorrido a pie por la ruta real de la ciudad, el casco antiguo y visitar otros lugares populares, como la Fuente de Neptuno y la Playa de Sopot, ciudad vecina a Gdansk y conocida como el “Cannes” de Polonia, por sus distinguidos restaurantes, hoteles y vida nocturna.

5. ZAKOPANE

Rodeado por las cumbres cubiertas de nieve de las Montañas Tatra, este pequeño pueblo, ha sido aclamado como la «capital invernal de Polonia».  Desde el mes de diciembre, miles de visitantes se dirigen a este encantador centro para aprovechar el invierno y practicar el ski en uno de sus resorts que quedan en la cercanía. Pero lo que mas me gustó de todo fue el ambiente después de esquiar, en donde la Calle Krupowki llena sus bares y restaurantes de esquiadores que se quedan ahí a tomar una cerveza y seguir la fiesta durante la noche. Es un pueblo típico de ski, lleno de cabañas rústicas y que cuenta con muchas actividades a lo largo del año para los amantes de la aventura.

Foto por: infotour.com.pl

Finalmente, si cuentas con más tiempo, no dejes de visitar el Castillo de Malbork a orillas del Rio Vístula, la ciudad medieval de Torún, el Santuario de Nuestra Señora de Czestochowa y el pueblo de Wadowice, lugar de nacimiento de San Juan Pablo II.

Por Alfonso Maciel Cámara | 27 de Mayo, 2020